domingo, 3 de marzo de 2013

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Y ahora que el deseo baña mis entrañas 
y a ti de a poco los gusanos te descarnan 
recuerdo los encuentros a escondidas
de nuestros labios hambrientos. 

Sentí una última vez tu piel bajo la mía
firme como el mármol pero quizás más fría
¿A dónde se fue el calor que nos recorría
cuando éramos sólo piel y deseo, sólo tu y yo?

En esta tumba extraña donde tu cuerpo permanece 
inmóvil e inútil, sobre la tierra mojada y pestilente
me arrodillo y me lleno de lágrimas y penas,
y permanezco sobre ella inmóvil e inútil.

Y ahora que otros brazos me cobijan
extraño los excesos y la locura desbordantes
lo salvaje que se escapaba de nuestras miradas
la fuerza y la ternura que se combinaban.

Ahora las dudas me llenan y no sé si llegue a descubrir
un amante como al que perdí aquella tarde 
aquél del que quedarán sólo huesos y recuerdos 
llenaré otra noche mi copa con vino y mis labios húmedos.

Mientras me come el deseo.

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