Besé unos labios que no eran tuyos
no eran queridos, ni deseados;
eran carne tibia y dulce
húmeda y exigente.
Besé la banalidad
de lo que es el deseo sólo,
besé con labios ávidos de más;
sin corazón ni motivos.
Besé con el cuerpo
todo labios y lengua,
y mis pensamientos
no estaban.
Besé sin conciencia,
sin el alma entregándose sin protestar
al borde de la piel;
negándose a mi realidad.
Besé, y no termino de comprender
qué es lo que ha sucedido,
no encuentro nada memorable
es algo que se me escurre en la memoria.
Besé, y extrañé tus labios
llenos de sueños y tranquilidad,
labios que se encuentran y reconocen;
almas y corazones enredados.
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