Cuando cruzamos la puerta juntos el mundo cambió.
Lo supe entonces, y lo sé hoy.
Recuerdo haber aguardado frente a ella, tomar tu mano y cruzar sin dudar.
Entonces pude ver el mundo con otros ojos, y a ti de otra manera.
El olor a azahares invadía el lugar y yo intentaba no dejarlo escapar.
Pero esa noche no.
No sería esa.
Olvidamos al mundo de donde veníamos regresar.
¿Nos perdimos en aquel lugar?
El tiempo a la misma puerta nos devolvió.
Queríamos entrar, pero realmente ya estábamos dentro.
Y, cuando intentamos salir...
Cuando intentamos salir... nos detuvimos.
¿Queríamos al mundo regresar?
No lo sé, no lo creo.
Estaba en el umbral, tambaleándome en el límite, cuando una mano no me dejó continuar...
Y miré.
Te encontré envolviéndome con tus brazos, y me sorprendí aferrándome a ti...
Te habías convertido en mi mundo, ¡Qué importaba lo demás!