Hoy ha sido un día interesante; desperté como vampiro al sol porque la noche anterior tomé algunas bebidas embriagantes para honrar a Baco (aka Dionisio), además de casi caer en coma diabético después de comer pastel de chocolate con betún de chocolate con chocolate encima. ¡Oh, sí!
Como ya es tiempo de graduaciones mi presupuesto se ha visto algo afectado (ya saben cosas de niñas: maquillaje, vestido, zapatillas, peinado, uñas, etc. etc. ser mujer es algo que cuesta caro...), y por todo esto no tenía ni la remota posibilidad de comprar un boleto para ir a un concierto del Señor Joaquín Sabina.
God damn it!!
Pero bueno, aún soy estudiante y puedo hacer cosas de estudiante jojojo y eso es, ir de barda al concierto.
Fue divertido, compramos pizza y el estacionamiento tan sólo costó unos cuantos pesos; pudimos verle bailar, escucharle bromear, y quizás por una única vez en la vida le escuché cantar ahí a unos cuantos metros las canciones que algunos días me acompañan.
Naturalmente no éramos las únicas personas con ésta brillante idea, había muchas personas que acercaban lo más posible sus carros para poder escuchar al Señor Sabina y con algo de suerte verle algunos segundos.
Fue un conciertazo de poco más de dos horas, en las que sólo paró de cantar un lapso de 10 min. y fui feliz porque escuché casi todas mis canciones favoritas de su repertorio: Y sin embargo, Princesa, ¿Quién me ha robado el mes de abril?, 19 días 500 noches, Contigo, El boulevard de los sueños rotos...
P.D. No es algo que acostumbre a hacer,
pero era eso o no verlo,
y en este caso como en otros prefiero pedir perdón.
Gracias al Señor Sabina.