Ayer por la tarde era otro dìa cualquiera; estaba en la escuela terminando un trabajo pendiente. Un plano para ser màs exactos. Hubo un poco de complicaciones al principio porque inmediatamente me dì cuenta de que siendo (casi) ingeniera, no sè NADA acerca de distribuciòn de espacios.
Asì que lo primero que hice fue correr a la biblioteca de la escuela y buscar libros de diseño arquitectònico. Encontrè uno que fue de mucha ayuda; no recuerdo el tìtulo, pero el autor era Neufert. Despuès de batallar un poco con lo del diseño arquitectònico de la casa y terminarlo, una vez impreso era libre durante el fin de semana.
Este fin de semana, mejor dicho desde el jueves pasado, se han iniciado las fiestas de carnaval. La ciudad dònde crecì y viven mis padres es un puerto, por lo tanto se celebra la fiesta de carnaval. Mi padre habìa quedado de pasar por mì a la escuela, y de ahì harìamos un viaje corto de hora y media a casa de mi madre. En el camino escuchamos mùsica como acostumbramos: un poco de rock, mùsica clàsica, ranchera... en realidad un poco de todo, hasta que saliò escondida entre todo el playlist una bulerìa.
Me encanta conocer mùsica y las bulerìas me gustan. Quizàs sea un poco que desde pequeña las escuchaba en casa gracias a mi padre. Recuerdo en la sala el tocadiscos (sì, de esos viejos de acetato) tocando mùsica que no habìa escuchado antes, el cuarto iluminado por tenue luz de velas, mi padre sentado con un vaso de vino en algùn sillòn, y mi madre, mi hermana y yo cantando alguna canciòn.
Era un ambiente bastante encantador.
Al terminar de escuchar la bulerìa, me dijo: ¿Sabes por què te llamamos Marìa Fernanda?, continuò como si no esperase una respuesta; hace mucho tiempo conocì a una cantaora que se llamaba Marìa Fernanda, Marife de Triana.
Despuès de 22 años sè por què me llamo Marìa, y me alegro de que me gusten las bulerìas y los toros. ¡Olè!
Serà bueno salir a celebrar carnaval.
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