Desde el viejo sofá contemplo las luces del norte,
sobre el blanco desierto que se cierne justo sobre mí.
¡Qué solitarios caminos se surcan para encontrar
los más bellos tesoros!, Esas son las promesas
que alimentan a las esperanzas.
Pero, ¿Cómo te digo amor, que ya no me quedan esperanzas?
Aquí desde el viejo sofá nos imagino caminar;
nos imagino bailando bajo las luces extrañas
una canción milenaria.
No sé cómo puedo hacerlo teniendo
la certeza del nunca más, pero aquí todo es irreal.
Será una noche más, ahogada entra cobijas,
recuerdos, y suspiros.
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