La noche se colaba hundiéndose más allá
quizás en un grito, pero nunca lo sabré.
Una última vez, recuerdo una última vez decirle adiós;
era esa nuestra última conversación
y no sabía qué decirle; tenía la certeza de lo que ocurría;
la vida escapándose cada instante,
la separación acercándose, inexorable.
El eco ausente.
No he sabido nunca cómo despedirme,
la vida siempre me ha dado muchas bienvenidas y pocos finales;
y aquí ahora mismo cuando la ausencia aparece
ya no sé si le recuerdo.
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