Renoir |
La felicidad se le escapaba todos los días, todas las noches.
Quería comprender por qué el viento se empeñaba
en llevarla a la lejanía, fuera de su alcance;
por qué ésta permanecía estática en el pasado.
El frío de la soledad le rodeaba y no podía evitarlo;
el abandono borró cualquier rastro de calor,
la energía que nacía en cada poro de su ser,
la luz con la que se envolvía su vida.
Desaparecieron los colores exaltados y la claridad
de los perfumes que invadían el aire,
se fueron los rayos que parecían poder palparse
así como las risas y miradas juguetonas en su cara.
Ahora llevaba en la mirada ahogada tristeza
que le confería cierto aire melancólico
que podía llegar a confundirse con belleza;
su sonrisa parecía casi dolorosa.
The sweet caresses of May,
only in poems remain.
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